Monday, February 26, 2018

La Primera Guerra Mundial


Europa en vísperas de la Primera Guerra Mundial
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, también llamada Gran Guerra europea, que se saldó en 1918 con una decena de millones de muertos, desaparecidos y mutilados. El desenlace de la contienda marcó el declive de Europa occidental a favor de nuevas potencias emergentes: Estados Unidos, Japón y la URSS. Asimismo, los tratados de paz impuestos por los vencedores constituyeron el germen de una nueva y más intensa conflagración: la II Guerra Mundial (1939-1945).
Europa era en 1914 el centro económico, político y cultural del mundo como consecuencia del gran crecimiento industrial de los años anteriores y de la expansión colonial. Sin embargo, el continente europeo no era un conjunto homogéneo ni desde el punto de vista económico ni desde el punto de vista político. Francia, el Reino Unido y Alemania eran grandes potencias industriales. En Rusia, en el Imperio austrohúngaro, en los países mediterráneos y en los Balcanes, la gran mayoría de la población aún vivía en el campo. Desde el punto de vista político, Francia y el Reino Unido disfrutaban de sistemas democráticos, mientras que Alemania y Austria-Hungría, a pesar de tener instituciones liberales, eran regidas por sistemas autoritarios. En Rusia, el zar mantenía poderes casi absolutos.
Un grupo de soldados británicos se preparan para el gran ataque del Somme, al noreste de Francia, posicionando un cañón Howitzer (15 de julio de 1916). La I Guerra Mundial fue la más mortífera que había tenido lugar en la historia hasta ese momento.
En 1888, el advenimiento al trono alemán de Guillermo II puso fin al equilibrio europeo arbitrado por Otto von Bismarck. El nuevo emperador practicó una política exterior agresiva con la intención de situar a Alemania en un lugar preeminente en la esfera mundial. Esta política se caracterizó por la búsqueda de colonias y por un gran impulso a la construcción naval, a fin de dominar los mares y competir con el Reino Unido.
Principales puntos de conflicto
Antes de 1914 estallaron diversos conflictos, motivados fundamentalmente por la rivalidad colonial y las reivindicaciones territoriales en el ámbito europeo.
• El dominio de Marruecos
Por lo que se refiere a la rivalidad colonial, las crisis más importantes enfrentaron a intereses franceses y alemanes por el dominio de Marruecos (1905 y 1911). El Reino Unido e Italia aceptaron la progresiva intervención de Francia en Marruecos a partir de 1905, a cambio de libertad para actuar en Egipto, en el caso del Reino Unido, y de contrapartidas en Tripolitania, por lo que respecta a Italia. España consiguió una reducida zona del norte de Marruecos (el Rif). La crisis se resolvió en la conferencia de Algeciras (1906), en la que el Reino Unido y Rusia apoyaron a Francia dejando marginada a Alemania.
La segunda crisis de Marruecos estalló en 1911. Los franceses intervinieron militarmente en la zona y los alemanes respondieron enviando un barco de guerra al puerto de Agadir. La guerra no estalló por el apoyo británico a Francia y por la cesión de territorios de África central a Alemania.
• Los Balcanes
Respecto a los conflictos territoriales europeos, el foco principal de tensión eran los Balcanes, conglomerado de etnias diversas y objetivo de intereses de diferentes estados.
Para Austria-Hungría, los Balcanes constituían su principal mercado, puesto que este Imperio no tenía colonias ni salida al mar. La pequeña Serbia quería unificar a todos los pueblos eslavos meridionales en un sólo país, lo que la enfrentaba al Imperio austrohúngaro y a Bulgaria. Turquía, que durante siglos había controlado la zona, se resistía a ceder su influencia. Rusia pretendía conseguir una salida al mar Mediterráneo, por lo que defendía la causa de los pueblos eslavos.
Soldados aliados en Francia en 1918. La guerra de trincheras, que convirtió la vida de los soldados del frente occidental en un auténtico infierno, y los combates en primera línea de fuego resumen todo el horror de la Primera Guerra Mundial, la mayor tragedia que la humanidad había vivido hasta entonces.
En 1912 se produjo la primera guerra balcánica, que redujo los territorios turcos en Europa a una estrecha franja alrededor de İstanbul. En 1913 estalló la segunda guerra balcánica; Bulgaria, derrotada por el resto de estados balcánicos que habían vencido a los turcos un año antes, vio su territorio notablemente disminuido.
• Puntos de conflicto menores
Otros puntos de conflicto eran: Alsacia y Lorena, reivindicadas por Francia desde su anexión por Alemania en 1871; las islas turcas del mar Egeo, reclamadas por Grecia e Italia; los estratégicos estrechos que comunican el Mediterráneo con el mar Negro, ambicionados por Rusia; y Polonia, nación sin estado desde hacía más de 100 años, repartida entre Alemania, Austria y Rusia. El Imperio austrohúngaro se enfrentaba a las reclamaciones territoriales de Italia y a las reivindicaciones de los independentistas polacos, checos y eslavos del sur.
El sistema de alianzas internacionales
En el período de preguerra se habían formado dos bloques internacionales opuestos, en los que estaban involucradas las principales potencias europeas: la Triple Alianza y la Triple Entente.
La Triple Alianza (1882) estaba formada por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Alemania buscaba penetrar en los Balcanes y en el Imperio otomano a través del apoyo al Imperio austrohúngaro; éste, por su parte, intentaba cerrar el paso a Rusia en la región balcánica.
Sistema de alianzas de los bloques enfrentados en la I Guerra Mundial. La llamada Triple Alianza de las potencias centrales fue contrarrestada por la alianza entre el Reino Unido, Francia y Rusia, conocida como Triple Entente.
La Triple Entente estaba formada por Francia, Rusia y el Reino Unido (1907). La alianza francorrusa se basaba en las divergencias del zarismo con Alemania respecto de la política balcánica y en la reclamación de Alsacia y Lorena por Francia. El Reino Unido se había incorporado a un sistema de alianzas continental como medio para frenar el expansionismo alemán, especialmente en el ámbito naval.
Algunos países balcánicos, como Serbia, Rumania y Grecia, estaban próximos a la Triple Entente, mientras que otros, como Bulgaria y Turquía, se decantaban hacia la Triple Alianza.
Las causas de la guerra
Se suelen señalar cuatro causas principales de la I Guerra Mundial: los antagonismos económicos, la carrera de armamentos, las rivalidades territoriales y coloniales, y el auge del espíritu nacionalista agresivo.
• Los antagonismos económicos
La rivalidad económica entre el Reino Unido y Alemania fue una de las causas del conflicto bélico. El Reino Unido, que había detentado la hegemonía mundial desde la primera revolución industrial, estaba siendo desplazado por Alemania como primera potencia económica. Desde finales del s. XIX la tecnología alemana se había impuesto en los sectores industriales más innovadores (química, electricidad, industrias mecánicas y de precisión), característicos de la segunda revolución industrial, mientras la industria británica continuaba centrada aún en el textil y otros sectores de tecnología menos avanzada.
El espectacular desarrollo germánico inquietaba a los círculos financieros e industriales británicos. Por otro lado, desde el punto de vista de Alemania, el control por el Reino Unido de las rutas comerciales internacionales, gracias a su extenso imperio colonial, colocaba a los exportadores alemanes en una situación de inferioridad.
• La carrera de armamentos
El período inmediatamente anterior a la guerra se conoce como paz armada, porque se hablaba mucho de paz, pero al mismo tiempo todos los países preparaban sus ejércitos y armas de guerra. Se dio una verdadera carrera de armamentos y las industrias de los diferentes estados desarrollaron y perfeccionaron todo tipo de armas. Alemania había elaborado un ambicioso programa de ampliación de su flota militar, lo cual no estaba justificado dada la escasa extensión de su imperio colonial. La carrera armamentística se extendió también a Francia, al Reino Unido y a Rusia.
Un dato muy significativo es que todos los estados mayores de los ejércitos habían preparado en secreto planes de ataque –como el plan Schlieffen alemán–, a pesar de que todos hablaban de estrategias defensivas.
Uno de los principales objetivos del káiser Guillermo II fue la construcción de una gran flota, imprescindible para alcanzar una posición hegemónica en Europa. Torpederos alemanes, con su tripulación, en la base naval de Kiel (Alemania), en 1914.
Cabe destacar, también, la importancia de la legitimación ideológica y propagandística del belicismo a través de gestos públicos de los dirigentes políticos, de la prensa de masas y de una literatura belicista, cuyo caldo de cultivo era el imperialismo y la conciencia de superioridad europea sobre los otros pueblos del mundo.
• Las rivalidades coloniales y el auge de los nacionalismos agresivos
Otro motivo de tensión durante los primeros años del s. XX fue la rivalidad por la posesión de colonias. El Reino Unido y Francia tenían extensos imperios coloniales, mientras que Alemania sólo había conseguido territorios secundarios en África, lo que generaba en este país cierto resentimiento.
Por otro lado, durante los años anteriores a 1914, se generalizó en las opiniones públicas de los países europeos un estado de ánimo victimista, que favoreció el aumento de los sentimientos nacionales. El nacionalismo proclamaba la necesidad de la unión de todos los ciudadanos contra el enemigo exterior, real o imaginario. La complicada trayectoria histórica europea facilitaba que cada país pudiera descubrir en su historia motivos de resentimiento hacia sus vecinos.
Las minorías nacionales de la Europa central y oriental –polacos, húngaros, croatas, checos– habían tomado conciencia de su nacionalidad, por lo que sus ansias de autonomía o independencia producían cada vez más tensiones disgregadoras en el seno de los antiguos estados. Por su parte, el pangermanismo y el paneslavismo preconizaban la creación de estados culturalmente homogéneos en regiones donde convivían en un mismo territorio comunidades nacionales y etnias muy diversas.
En definitiva, un espíritu patriótico agresivo había penetrado en buena parte del cuerpo social y contribuía a crear un clima de exagerada belicosidad a principios del s. XX.
El estallido de la guerra
Debido a la conflictiva situación internacional, un enfrentamiento entre dos estados, que en otras circunstancias se habría superado con negociaciones, comportó el inicio de la guerra.
En junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austrohúngara, realizó una visita a Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, durante la cual fue asesinado por un nacionalista bosnio proserbio, cuyo objetivo era la formación de la Gran Serbia y la liberación de Bosnia del dominio austriaco.
Asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando (heredero al trono de Austria), hecho que desencadenó la I Guerra Mundial, representado en una ilustración de Achile Beltrame para La Domenica del Corriere (5 de julio de 1914).
El Gobierno austrohúngaro aprovechó la ocasión para intentar poner fin al expansionismo de Serbia, país al que declaró la guerra el 28 de julio, con la certeza de que contaba con la colaboración de Alemania.
Rusia no estaba dispuesta a admitir una nueva expansión del Imperio austrohúngaro y movilizó sus tropas en defensa de Serbia dos días después. El 1 de agosto, Alemania declaró la guerra a Rusia y a Francia; dos días después, invadió Bélgica. La violación de la neutralidad belga decidió a los británicos a entrar en guerra contra las potencias centrales, lo que condujo al estallido final de la guerra el 4 de agosto.
El desarrollo y las fases de la guerra
En 1914, los países beligerantes eran, por una parte, Alemania, Austria-Hungría y Turquía (los imperios centrales); por otra, Francia, el Reino Unido, Bélgica, Rusia, Serbia, Montenegro y Japón (los países aliados). Bulgaria se adhirió a los imperios centrales en 1915, mientras los aliados reforzaron sus filas con numerosas e importantes incorporaciones: Italia (1915), Rumania y Portugal (1916), Grecia y Estados Unidos (1917), y varios países latinoamericanos.
Tropas alemanas entrando en Bruselas en 1914
Al inicio de la guerra, las fuerzas de los dos bloques enfrentados estaban bastante equilibradas. Los aliados contaban con una clara superioridad naval, demográfica y económica, mientras que los imperios centrales disponían de una capacidad de movilización inmediata y de un mayor potencial bélico; constituían, además, un bloque territorial compacto.
• La guerra de movimientos (1914)
En un primer momento se siguieron las antiguas pautas militares de la guerra de movimientos. En el frente occidental, los franceses lanzaron una fuerte ofensiva sobre Alsacia y Lorena, que fracasó en pocas semanas, mientras los alemanes ponían en práctica el plan Schlieffen. Éste partía de la base de que Alemania debía afrontar primero una guerra relámpago en el oeste, para desarbolar el frente francés, y luego concentrarse en el frente oriental para ganar la partida al ejército ruso, al que se consideraba el más potente. Así pues, Von Moltke dejó sólo 9 divisiones en el frente ruso y concentró 78 divisiones en el frente occidental, con lo que en pocas semanas ocupó Bélgica y el norte de Francia.
Líneas del frente de la guerra entre 1914 y 1918. El rápido avance de las tropas de la Triple Alianza hasta 1916 hacía prever una victoria de éstas, pues habían ocupado una gran parte del Imperio ruso y penetrado en territorio francés, en los Balcanes y en las colonias británicas del Próximo Oriente.
Tras este avance fulminante, las previsiones alemanas fallaron por dos razones: la rápida incorporación del Reino Unido a la guerra y, principalmente, la capacidad de resistencia francesa, puesta de manifiesto en la batalla del Marne (septiembre de 1914), en la que el mariscal francés Joffre evitó que París cayese en manos enemigas.
Las consecuencias de esta batalla fueron muy importantes: la ofensiva alemana había fracasado, los franceses habían consolidado sus posiciones defensivas y el frente había quedado estabilizado desde la frontera suiza hasta el mar del Norte.
A pesar de que en el frente oriental Alemania cosechó importantes éxitos sobre Rusia en las batallas de Tannenberg y en los lagos Mazurianos, ganadas por Hindenburg y Ludendorff (agosto-septiembre de 1914), la guerra de movimientos había fracasado. Alemania debería afrontar lo que más temía: atender a dos frentes al mismo tiempo. Comenzaba así la guerra de posiciones, que duró casi cuatro años.
• La guerra de trincheras (1915-1916)
Los frentes se habían estabilizado y una larga línea de trincheras recorría los campos de batalla. La guerra de desgaste, en la que los dos ejércitos quedaron enterrados uno frente al otro, fue dura y larga. Las condiciones de vida de los soldados en el frente se volvieron insoportables a causa del barro, del frío y del hambre.
En el frente occidental, con la entrada de Italia en el conflicto, se abrió un nuevo frente en los Alpes del Véneto, donde austrohúngaros e italianos libraron cruentas batallas a lo largo de 1915 y 1916. La guerra de posiciones alcanzó su punto culminante en la batalla de Verdún, iniciada por los alemanes en junio de 1916 y concebida como una batalla de desgaste para debilitar al ejército francés. Verdún se convirtió en el símbolo de la barbarie bélica. En el mes de julio, los franceses lanzaron una fracasada contraofensiva en la región del Somme. En estas dos batallas, los aliados perdieron cerca de un millón de soldados y los alemanes alrededor de 800.000.
Evolución del frente occidental de la guerra entre 1914 y 1918. La guerra de trincheras llevó a durísimas batallas, como las de Verdún o del Somme, en el norte de Francia, que no contribuyeron a variar el curso de la guerra, como sí lo hizo la intervención estadounidense en 1918.
En el frente oriental, en 1915 Alemania y Austria-Hungría recuperaron Galitzia y conquistaron la Polonia rusa y Lituania. El ejército ruso tuvo importantes pérdidas humanas y materiales. En los Balcanes, las tropas imperiales habían penetrado en territorio serbio y habían ocupado Belgrado, pero fueron derrotadas por los serbios en Rudnik.
En África, las colonias alemanas de Togo y Camerún cayeron en manos de los aliados. La batalla de Jutlandia (1916), en la que lucharon la marina británica y la alemana, fue el enfrentamiento marítimo más importante de la guerra. El resultado fue indeciso ya que ambos contendientes tuvieron grandes pérdidas.
• El año clave: 1917
En 1917, la situación se hizo cada vez más difícil en la retaguardia, tanto en las filas aliadas como en las de los imperios centrales. La población civil se enfrentaba a graves problemas de subsistencia, de desorganización familiar por la ausencia de los miembros más jóvenes y de cansancio psicológico. En el frente de guerra se multiplicaron los motines, duramente reprimidos, en protesta por la escasez de productos de primera necesidad. El consenso y la efervescencia a favor de la guerra del año 1914 habían desaparecido y los movimientos pacifistas hacían sentir su voz. El estado de opinión favorable a la finalización del conflicto se vio reforzado por las proclamas del presidente Wilson, del papa Benedicto XV y de los socialistas, quienes, reunidos en la conferencia de Zimmerwald, intentaban pactar una propuesta de paz.
Dos hechos provocaron un cambio en el curso de la guerra: la revolución rusa y la entrada de Estados Unidos en la contienda.
Soldados rusos reparan carros de combate en el frente (Museo de las Dos Guerras Mundiales, París, Francia). En marzo de 1918, Lenin firmó la paz de Brest-Litovsk y la Rusia soviética se retiró de la contienda, lo que provocó un cambio en el transcurso de la guerra.
Tras dos años y medio de guerra, la situación militar y económica de Rusia era desastrosa. En febrero de 1917, un movimiento revolucionario espontáneo acabó con el régimen zarista. El Gobierno provisional pretendió continuar la guerra, pero la desmoralización de los soldados, la agitación social y el cansancio de la población lo impidieron. El 25 de octubre los bolcheviques, opuestos a la guerra desde sus inicios, tomaron el poder e iniciaron inmediatamente conversaciones de paz con los alemanes. El 13 de marzo de 1918 se firmó el tratado de Brest-Litovsk entre Rusia y Alemania, que permitió al ejército alemán ocupar extensos territorios hasta entonces de soberanía rusa.
El Gobierno estadounidense había proclamado su neutralidad al comenzar las hostilidades en agosto de 1914, pero muy pronto el presidente Wilson autorizó la concesión de préstamos a Francia y al Reino Unido para comprar material de guerra, alimentos y materias primas a Estados Unidos. En 1916, el comercio con el Reino Unido y Francia se elevaba a 2.748 millones de dólares. Una victoria alemana impediría que franceses y británicos pagasen las deudas contraídas, por lo que las grandes empresas estadounidenses tenían un claro interés en el triunfo de los aliados.
Evolución de las líneas del frente de la guerra a partir de 1917. Las distintas ofensivas aliadas determinaron la victoria sobre los Imperios Centrales.
La neutralidad estadounidense se rompió cuando los alemanes declararon la guerra submarina, que dificultaba el tránsito de los barcos de los países neutrales por el Atlántico e impedía el comercio estadounidense. La intervención de Estados Unidos se realizó después de que el hundimiento de dos de sus transatlánticos suministrara el pretexto esperado para declarar la guerra.
El final de la guerra
En 1918 se produjo el desenlace definitivo del conflicto. En un primer momento (marzo-abril) parecía que los acontecimientos eran favorables a los imperios centrales: la paz con Rusia, que liberó a Alemania y Austria del frente oriental; el hundimiento de las líneas italianas tras la batalla de Caporetto a finales de 1917, y el éxito parcial de una nueva gran ofensiva alemana en las orillas del Marne. Pero Alemania y Austria-Hungría estaban agotadas militar y económicamente.
La intervención de Estados Unidos en el conflicto aportó a los aliados un enorme potencial bélico que determinó el desenlace final. En pocos meses desembarcaron en Francia un millón de soldados estadounidenses; la superioridad de los aliados era abrumadora.
En el otoño, los ejércitos de los imperios centrales se desmoronaron. En septiembre, cayeron Bulgaria y Turquía. Austria estaba en proceso de disolución: en octubre, fue proclamada la República de Checoslovaquia; un consejo de serbios, croatas y eslovenos propuso reunificar en un estado independiente a todos los pueblos eslavos del sur. A principios de noviembre, después de la destrucción de las líneas austriacas en la batalla de Vittorio Veneto por parte del ejército italiano, Austria aceptó un armisticio. Alemania solicitó también un armisticio el 7 de noviembre, firmado cuatro días después. Guillermo II abdicó y se exilió en Países Bajos; un Gobierno provisional, presidido por los socialistas, proclamó la República.
• La organización de la paz
Acabada la guerra, en enero de 1919 se inauguró en París la conferencia que había de regular las condiciones de la paz. Los aliados redactaron tratados de paz diferentes para cada uno de los países vencidos. Las condiciones impuestas a éstos fueron muy duras; estaban carentes de voluntad conciliadora. El protagonismo fue desempeñado por los representantes de los principales países vencedores: Clemenceau (Francia), Wilson (Estados Unidos), Lloyd George (Reino Unido) y Orlando (Italia).
De izquierda a derecha, el primer ministro británico David Lloyd George, el primer ministro italiano Vittorio Emanuele Orlando, el primer ministro francés Georges Eugène Benjamin Clemenceau y el presidente de Estados Unidos Thomas Woodrow Wilson en el hotel Crillon de París (27 de mayo de 1919).
El tratado de paz más importante fue el de Versalles, firmado el 29 de junio de 1919 entre los aliados y Alemania. Ésta asumía la responsabilidad de la guerra y perdía todas sus colonias, así como extensas regiones de su territorio: Alsacia y Lorena pasaron a Francia; Eupen y Malmédy, a Bélgica; el norte de la región de Schleswig, a Dinamarca; la Alta Silesia fue repartida entre Alemania y Polonia; y parte de Posnania y de Prusia oriental se integraron en el nuevo Estado polaco. Prusia oriental quedó separada del resto del territorio alemán por el corredor de Danzig, que constituyó la salida al mar de Polonia. Además, el territorio del Sarre pasaba a control internacional durante 15 años (al final de este período la población decidiría mediante unas elecciones su futuro), y Renania era desmilitarizada y administrada por Francia durante 5 años.
A todo ello se añadía la reducción del ejército alemán (prohibición de la fabricación de armamento, barcos y aviones de guerra; limitación a un máximo de 100.000 soldados) y la obligación de pagar ingentes reparaciones de guerra a las potencias vencedoras.
Estas disposiciones, muy humillantes para Alemania, crearon un fuerte sentimiento de revancha entre la población, lo cual fomentaría el estallido de la II Guerra Mundial.
Soldados aliados en Francia en 1918
El tratado de Saint-Germain (octubre de 1919) y el del Trianon (junio de 1920) regularon la disolución del Imperio austrohúngaro; el de Neuilly (noviembre de 1919) y el de Sèvres (agosto de 1920) establecieron las nuevas fronteras de Bulgaria y de Turquía, respectivamente.
En París se crearon también las bases de una nueva organización, la Sociedad de Naciones, que tenía como misión garantizar la paz y fomentar la cooperación internacional.
Las consecuencias de la guerra
La I Guerra Mundial supuso una profunda ruptura con el pasado. Diversos tratados de paz modificaron profundamente el mapa de Europa, pero las transformaciones más importantes, aunque menos visibles, fueron de tipo económico, social y político.
• Efectos demográficos
La guerra se saldó con un gran coste humano, muy superior al de cualquier conflicto bélico anterior. Alrededor de 65 millones de hombres fueron movilizados, entre 9 y 10 millones murieron en la guerra, y más de 21 millones resultaron heridos. Además, hubo un descenso de la natalidad durante los años de lucha y fuertes desequilibrios en la estructura por sexo y edad de la población.
• Cambios económicos y sociales
La incidencia de la guerra en la economía fue enorme. Los gobiernos europeos habían gastado sumas cuantiosas para financiar el esfuerzo bélico y se vieron obligados a recurrir a los préstamos estadounidenses. Mientras Europa salía de la guerra debilitada, endeudada y con algunas zonas devastadas por los combates, Estados Unidos aumentaba su poder económico y su presencia en la política internacional.
La guerra supuso cambios sociales importantes en el interior de cada país. Aparecieron nuevos ricos (comerciantes, industriales, etc.) que se habían beneficiado de las demandas de la guerra, mientras la mayoría de la población se había empobrecido. Las diferencias sociales se agravaron. Los asalariados y poseedores de rentas fijas vieron reducida su capacidad adquisitiva, por lo que aumentaron las tensiones sociales. Finalmente, la guerra dio a las mujeres un nuevo papel en la sociedad, debido a su incorporación masiva al trabajo durante la contienda ya que los hombres estaban en el frente. Al final del conflicto, las mujeres constituían el 35 % de la mano de obra industrial de Alemania y del Reino Unido.
• Consecuencias territoriales y políticas
Los tratados de paz modificaron drásticamente el mapa de Europa central y oriental. El Imperio austrohúngaro fue abolido y en su lugar aparecieron Austria, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia (que integraba Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia); extensas regiones del antiguo imperio pasaron a Rumania, Polonia e Italia. Las convulsiones de la revolución rusa dieron lugar a nuevos estados: Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania. Además, Polonia recuperó la independencia perdida en el s. XVIII; Rumania se anexionó la Besarabia rusa y Transilvania; y Grecia, la Tracia búlgara. Alemania se vio obligada a hacer concesiones importantes. El Imperio otomano desapareció y Turquía quedó reducida a la península de Anatolia y una limitada región europea en torno a İstanbul. Francia y el Reino Unido pasaron a controlar los territorios abandonados por Turquía en el Próximo Oriente.
Cambios territoriales provocados por la I Guerra Mundial. Tras el conflicto bélico de 1914 a 1918, tres grandes imperios, el ruso, el austrohúngaro y el otomano, desaparecieron como tales, a lo que se le sumó la creación de nuevos Estados.
Entre los cambios políticos destaca el hecho de que las dinastías tradicionales fueron destronadas y la democracia fue ganando terreno. En Alemania y en Austria se proclamó la república y se promulgaron constituciones democráticas. Sin embargo, esta democratización forzada no se consolidó y las tensiones provocadas por la crisis económica de la década de 1930 provocaron una evolución hacía el autoritarismo. Por otro lado, la crisis económica y el ejemplo de la revolución rusa multiplicaron la influencia de los movimientos revolucionarios de extrema izquierda, sobre todo de los nuevos partidos comunistas. En gran parte como reacción al ascenso de la izquierda radical, también proliferaron los grupos de extrema derecha nacionalista, integrados con frecuencia por excombatientes.
• El mundo de la posguerra
Al terminar la guerra, Europa parecía respirar más tranquila e incluso vivía unos primeros momentos de euforia, de equilibrio aparente y de triunfo. La reconstrucción económica se inició rápidamente y los distintos estados que quedaron en parte destruidos por la contienda intentaron recuperar pronto el pulso social y político. A pesar de contar con una población inicialmente exhausta, mal nutrida y descorazonada, los planes de reconstrucción nacional se aplicaron con éxito en muchos países.
En el ámbito de la política internacional, la I Guerra Mundial dejó sin resolver numerosos conflictos: Turquía realizaba vanos esfuerzos por reconstruir el antiguo Imperio otomano; Alemania se sentía agraviada por las numerosas pérdidas territoriales y las exigencias referentes a las compensaciones de guerra; Italia mantenía disputas graves con la nueva Yugoslavia; en Irlanda, tras dos años de actividad guerrillera (1919-1921), Londres reconoció el Estado Libre de Irlanda mediante el tratado del 6 de diciembre de 1921, si bien Irlanda del Norte seguía formando parte del Reino Unido; en Rusia, la revolución soviética se convirtió en una guerra civil con implicaciones de otros países. La gran burguesía tenía miedo y apoyaba a los grupos antiobreros violentos, que acabarán configurando el movimiento fascista. Durante los años veinte, en muchos países se instalaron dictaduras militares y totalitarias.
Pero lo peor aún estaba por venir. El 24 de octubre de 1929 se produjo el crack de la bolsa de Nueva York. Los valores bursátiles se devaluaron. Los especuladores se arruinaron. La inversión se estancó, el paro aumentó y los precios cayeron. La banca se descapitalizó. Numerosas empresas norteamericanas quebraron. Luego, las conexiones del capital internacional y el retraímiento de las inversiones en el extranjero hicieron que la crisis se expandiera al resto del mundo. La suma de estos elementos constituyó el caldo de cultivo de la Segunda Guerra Mundial.

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